Foto: Itzel Liévanos
Puebla, Puebla.- A pesar de que el 88.3 por ciento de los poblanos son católicos, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en la capital existen 30 sex shops, que en los últimos años han incrementado sus ventas considerablemente, así lo confirma Carlos Fregoso encargado de Venus, la primera tienda erótica en Puebla.
Desde su apertura el 14 de noviembre de 2004, Venus ha sido clausurada en 4 ocasiones. “Justo el día de la inauguración”, comenta Carlos, “nos clausuraron y no nos dejaron abrir hasta el 22 de diciembre, el gobierno panista de Luis Eduardo Paredes no quería que hubiera sex shops en Puebla”. Tiempo después, los mismos inspectores se convirtieron en sus clientes, afirma Carlos.
En 2009 cuando Blanca Alcalá fungía como presidenta municipal, la historia se repitió, “varias tiendas fueron clausuradas bajo cualquier pretexto, incluso 4 de éstas como el caso de Cherries ya no pudieron reabrir”.
Carlos considera que esto se debe a un fenómeno de doble moral, “algo así como no lo hago, pero en mi casa sí”. Refiere que al principio eran criticados por la población y los medios de comunicación, “luego se dieron cuenta que no es nada del otro mundo y poquito a poquito se ha ido quitado el estigma de que una sex shop es algo malo”.
Carlos y Marco Rojo, empleado de Lips, coinciden en que cuando los clientes entran a estas tiendas, lo que más consumen son artículos de vitrina; es decir lubricantes, aceites para masajes, retardadores, burbujas para el baño y lencería.
En Lips el rango de edad de los clientes va de los 25 a los 50, en el caso de los hombres; y de 20 a 30 en las mujeres; mientras que en Venus el mercado clave es el femenino entre los 30 y 45 años, aunque Carlos asegura que también los visitan personas de edad muy avanzada.
Cuando el cliente sabe lo que va a comprar, se tarda 5 minutos pero cuando ignora lo que busca con exactitud o siente vergüenza, la compra puede prolongarse hasta 45 minutos o una hora.
Al cuestionar a Carlos sobre sus clientes frecuentes, el joven de 29 años confirma que varias personalidades de la televisión local los visitan, incluso “hasta hace dos años un funcionario de la BUAP, venía constantemente, pagaba con cheque y salía con bolsas y bolsas de productos”.
“Hablaba 15 minutos antes de llegar y pedía que cerraran la tienda, entraba por la bodega que se encuentra en la calle de atrás, y entonces sí seleccionaba con toda tranquilidad”.
Foto: Itzel LiévanosJessica tiene 20 años, llegó hace un año a Puebla para estudiar psicología, ha vivido gran parte de su vida en el Distrito Federal y otros años en un poblado chiapaneco de nombre de Pijijiapan.
Dice que durante su estancia en la ciudad ha visitado 3 veces una sex shop, nunca ha comprado nada porque “los precios son muy elevados”, así que sólo “ha ido a curiosear”, si tuviera el dinero suficiente asegura Jessica, “compraría lencería, libros e incluso un vibrador”.
Sin embargo la joven opina que algunas tiendas caen en lo vulgar, “tienen apariencia de putero”; considera que el sentido de lo erótico se ha perdido, que estos juguetes son útiles para que las parejas cambien de rutina.
Y señala, “ahora entras a algunas sex shops y hay cosas muy violentas, toscas, vulgares; juguetes que tienden a lo masoquista y para mí eso ya no está bien”.
Los estados con mayores ventas son: en primer lugar el DF y en segundo Jalisco, declaró a Letras Libres, Humberto Shiroma, director comercial de -Erotika- la cadena de sex shops más grande de México, con 75 sucursales.
También dijo que una encuesta realizada en 2009 confirmó que 8 de cada 10 mexicanos conoce una tienda erótica, que los artículos de mayor consumo son lubricantes, lencería y vibradores, y que el orden en el género de los clientes son mujeres, parejas, comunidad gay y hombres.
No existe en el país un giro comercial exclusivo para sex shops, los negocios trabajan bajo la denominación de artículos manufacturados y varía según el estado, en el caso de Puebla se le ubica como tienda de regalos y novedades.
Ocho años han pasado desde que las sex shops llegaron a Puebla, al principio ni el gobierno ni la sociedad aceptaron la idea, sin embargo los tabúes alrededor de las tiendas eróticas han disminuido y cada día son más las personas que disfrutan de una sexualidad más libre y atrevida.
Egresada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Recién llegada a la angelópolis. Crónica, entrevista e investigación.
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